Almería es una tierra luminosa y singular, en la que el mar y el desierto conviven con la huerta más fertil y productiva de toda Europa, por lo que el viajero debe llegar a Almería con los ojos muy abiertos, para poder disfrutar de una zona extraordinariamente variada y cargada de contrastes; en la que además de un clima privilegiado, y más de 100 kilómetros de costa, podrá visitar pueblos silenciosos y tranquilos, con castillos y fortalezas que son un testimonio histórico excepcional. No se puede hablar de Almería si no se recorre la Alpujarra, la Sierra de Filabres, los valles de los ríos Almanzora, Andarax y Nacimiento, el Levante almeriense o Los Velez. Sin olvidar, los relieves montañosos convertidos en extraordinarios observatorios naturales, como el Cabo de Gata, el último paraíso del Mediterráneo peninsular, en donde aún pueden encontrarse parajes naturales intactos y casi salvajes.